Sin lugar a dudas para mí este es el día D, o mejor los dos días Ds, del calendario trialero. Por lo que representa para el trial clásico
este pedazo evento y por lo distante y diferente con respecto a otros triales
que participo. Nada que ver.
El tiempo este año soleado y fresco y necesitabas la
manga larga como fuera. No se ha parecido a ningún otro año, ni al típico de
Robregordo y de la cara norte de Somosierra que en esta época del año suele
estar nublado y con mucha probabilidad de lluvia.
El recorrido de interzona, ¡espectacular como
siempre! 41.76 km marca el Endomondo que grabé el sábado. El domingo se hizo el mismo
recorrido aunque alguna zona cambiaba algo.
Este año se hizo en sentido
contrario a años pasados y, para los que hayáis ido, imaginaos las bajadas que antes
eran subidas y, sobre todo las subidas que antes fueron bajadas. Javi, que si no hubiera tenido la comunión, pensaba ir con la
chicharrilla cota 123 habríamos tenido que haber parado en medio de los cuestones sin
duda. Había gente que paraba a dejar refrigerar los motores (todos de aire).
Recordar la vereda que este año se subía, entre dos muros de piedra llena de
piedras grandes y que bajaba cargadita de agua. O los bosques de hayas con mucho recorrido por ellos, de una belleza extrema. Sólo un pero:
tenías que estar muy al tanto de los golpes de los árboles con las manetas. Uno
en mi maneta derecha me bloqueo la dirección y ¡al suelo!
En cuanto a la compañía, este año los García Delgado
Bros. no pudieron venir, ni tampoco Alfonso ni Octavio. Los tres nos habíamos
inscrito como equipo TR11 Classic y por problemas importantes les impidieron
la asistencia en el último momento. Al final, me vi sólo, aunque compartí
habitación en el hotel con Piñeira.
Nos quedamos en la cena
oficial homenaje a Tarrés, donde después se repasó su trayectoria. En la
carrera tuve que salir sólo pues ya no había forma de sacar una terna de
equipo, pero en seguida, a partir de la zona 3 me adjuntaron Juan Ciordia Lallorea y
Manolo Bx y fue un placer hacer el trial juntos.
¡Lástima su condición de Bultaquistas! Uno, recalcitrante, y el otro, en grado máximo.
Las zonas: bonitas y superclásicas, es decir, a base
de giros en cuesta arriba y cuesta abajo contraperaltados con algún pequeño
escalón en el punto más crítico. Fáciles pero te dejabas algún pie con
frecuencia. Hablo siempre del nivel bajo, amarillos.
Vamos al apartado de la montura. El comportamiento fue increíblemente mejor que en ediciones pasadas. He
mejorado muchísimo en las puntuaciones y sólo lo puedo achacar a mi nueva montura, la
que nos hicimos Julio y yo y que aquí prometo unas entradas en las que pretendo exponer su concepción y ejecución. Aquí dejo un avance de la moto.
Mi condición física era peor que el año pasado: un
desastre, y las zonas de un nivel parecido, y he ido muchísimo mejor y es que la
capacidad de giro de la horquilla, mucho más cerrada es inmejorable para una
clásica. También la estabilidad que da el basculante largo y el nuevo reparto
de pesos te permite muchas concesiones a los errores, muchos en mi pilotaje.
Creo que el sábado hice 26 puntos en 25 zonas, es decir, ¡a un pie por zona! Algo nunca visto en mi carrera trialera. No
hice ni un solo fiasco.
La foto corresponde a la zona 20 del campo de fútbol y es en un giro muy cerrado y cuesta arriba, y aunque en la foto apenas se aprecia, lo hice con la rueda delantera en el aire. ¡Todavía no me lo creo!
Sólo tuve un percance de fiabilidad y fue el tramo
de escape que me fabricaron en inoxidable, que lo perdí en un tremendo escalón
de la interzona. Escalón que si lo ponen en una zona, directamente me pico un
cinco y fuera. Y es que hay sitios de la interzona por donde pasas sin
problemas, que lo haces y no te lo crees. Pero la inercia que llevas y el ritmo
para no perder cuerda, hace que aprietes dientes y,... ¡venga lo que sea!
Recuperé el tramo de escape, fácilmente localizable por el cambio de ruido, y
lo puse atándolo con bridas y listo.
No hubo muchos Campeones del Mundo y estrellas invitadas este año, pero es que uno, Jordi Tarrés con Beta TR34 (postclásica), copa sietes. En el bar con las cervecitas, después de la jornada del sábado estuvimos charlando con el Jordi, un tío muy normal y nada endiosado, pero... ¡requetecampeón del Mundo! y con vivencias trialeras a sus espaldas como para escribir una enciclopedia.
Y Soler, un cachondo mental, de fácil labia y simpatía. A ver si algún año le vemos como ex piloto de Montesa cota 349 UK y /4.
Me duelen hasta las pestañas, pero estoy feliz.